RESUMEN
La familia Darién, Justo y sus hijos Rita, Vasco y Camila viven en el pueblo de la Nueva España de San Fernando, cerca de Veracruz. Tras esperar 4 años a que Santiago Márquez, el herrero del pueblo, regresara pues fue apresado y estuvo sirviendo en galeras, Camila y Santiago se van a casar, pero el festejo es interrumpido por los hombres de Don Jorge Mancera y Ruiz, el tiránico dueño de la encomienda, que ha decidido hacer valer su «derecho de señor».
Santiago cae herido cuando trata de evitar que se lleven a Camila, y ella acepta ir con ellos para que no lo maten. En la habitación de Don Jorge, Camila se da cuenta de que el hombre está tan borracho que se ha quedado dormido sin haberla tocado, y se las ingenia para escapar; al llegar al pueblo se entera de que Santiago está muy grave y, además, se ve obligada a mantener la farsa que Don Jorge si la poseyó por amenazas de éste.
Unos días después, es raptada por unos filibusteros. El capitán del barco pirata, un hombre conocido como «El Antillano», se siente atraído por ella y por un momento tiene el impulso de protegerla y salvarla de su cruel destino, pero desecha la idea y la joven es comprada en la isla de La Mariana por don Timoteo de Salamanca y Almonte, un viejo amargado que desprecia a su familia y tiene un plan maquiavélico para dejarlos en la ruina: casarse con su esclava y heredarle todo su dinero. Don Timoteo vive con su hija Lisabeta, ciega, y su hermana Doña Francisca, una señora amargada y ambiciosa que sólo es capaz de amar a su sobrina.
«El Antillano» es en realidad Ricardo de Salamanca, sobrino de Don Timoteo, al que acusaron de un asesinato que no cometió, como consecuencia de una conspiración de Don Timoteo y Doña Francisca (lo que él ignora) por lo que tuvo que ir y acabó siendo corsario para la corona inglesa, al servicio de otro importante corsario, John Foreman.
Tiempo después, Camila queda viuda y se ve de pronto dueña de una gran fortuna. Decide regresar a San Fernando y al llegar se entera de que todos la creían muerta y su hermana Rita se casó con Santiago. Poco después recibe la visita de Ricardo, que ella no sabe que es el sobrino de Don Timoteo, pero a quien reconoce de inmediato como «El Antillano». Ricardo también reconoce a Camila y nuevamente siente ese inexplicable deseo de protegerla. Aunque Camila sabe que lo que Ricardo busca es recuperar la fortuna de su familia, también siente una innegable atracción y poco tiempo después ambos deben aceptar que se han enamorado. Ricardo está en San Fernando con nombre supuesto, acompañando a su prima Lisabeta de Salamanca, que le ama desde pequeña, y a su tía, supuestamente para recuperar la fortuna de Don Timoteo alegando que el matrimonio de éste con Camila nunca se consumó, pero en realidad tiene otra misión, averiguar quién está asaltando las caravanas de plata que van hacia España, con el propósito de congraciarse con los españoles, lograr el perdón del Rey por sus actos de piratería y poder volver a llevar una vida normal.
Las caravanas, sin embargo, están siendo robadas por Don Jorge Mancera, su mano derecha Don Alberto Lafont y otros caballeros de San Fernando, por lo que Ricardo tendrá que enfrentarse a un enemigo muy peligroso.
Al volver Camila a San Fernando, Don Jorge reanuda sus intentos para que la chica se acueste con él, quiera ella o no, presionando a todo el mundo e incluso retirándoles a los Darién las concesiones del molino y del almacén, con lo que prácticamente los arruina. Cuando Ricardo y Camila se enamoran Don Jorge no es su único enemigos, también Lisabeta conspira para perjudicar sea como sea a Camila y separarla de Ricardo. Santiago, por su parte, enamorado de Camila, se convierte en un rival para Ricardo, y luchará con todos los medios posibles para recuperar a Camila.
Resumen parcialmente extraído de Esmas
NUESTRO COMENTARIO
De las muchas virtudes de Carla Estrada como realizadora de telenovelas nos gustaría destacar tres: que se atreve con guiones originales y no se limita a hacer versiones o refritos, el respeto absoluto con el que trata del género siendo fiel a los guiones y a las reglas del melodrama sin caer en histrionismos y desemelenes y, sobre todo, la forma que aprovecha las capacidades de los actores, dándoles oportunidades en dos sentidos, utilizando actores generalmente desaprovechados hasta su intervención, y proporcionándoles la oportunidad de interpretar papeles diferentes, fuera de los moldes en los que a muchos de ellos encasillan.
Esta última virtud se puede apreciar desde «Amor Real», donde no sólo Fernando Colunga, sino también Ernesto Laguardia representaron papeles totalmente diferentes a los que habían representado hasta la fecha, pasando por «Alborada», y los papeles de Arturo Peniche y Luis Roberto Guzmán, y vuelve a ocurrir en «Pasión» donde el magnífico Alberto Estrella es Mario, un pirata patibulario y salvaje pero guasón, bromista, fiel y leal hasta la muerte, lejos de esos personajes siniestros y malvados a los que parecen condenarle ese físico tan duro que tiene.
Pero no es sólo que Carla Estrada y Mónica Miguel vean sus personajes «dentro» de actores insospechados, es que también saben sacar partido de las habilidades naturales de los actores de una forma extraordinaria. En este sentido queremos destacar la actuación de Sebastián Rulli en el papel de Santiago Márquez, donde Rulli se revela como un actor absolutamente expresivo, alejándose de esos papeles de guapón que no aportan nada. Rulli como Santiago transmite sufrimiento, remordimiento, dudas, obstinación y obcecación, amor, pasión y desesperación. Santiago quiere tanto a Camila, sufre tanto, que a pesar de ser el antagonista a veces da pena de que él no se quede con la chica.
El hecho de que las novelas de Carla siempre estén tan bien realizadas no debe hacernos olvidar lo difícil que es y el cuidado que requiere, por eso, hay que comentar que esta novela está realizada con cuidado, detalle, precisión, lujo y medios, aunque algunas de las escenas de acción queden un poco deslabazadas, se nota que les falta práctica en este campo. Las escenas de acción pasan de tener planos perfectos a otros demasiado estáticos, y algunos hasta un poco chapuceros, en los que casi se ve la tramoya. Parece que tuvieron muchísimos problemas técnicos para la realización y aunque no frecuentemente, a veces se nota. De todas formas es de agradecer que se haya introducido este elemento de historia de aventuras, totalmente innovador.
La estética de la novela, con un vestuario y fotografía muy buenos, recuerda a las portadas de las novelas de amor norteamericanas, como las de Valerie Sherwood y Kathleen Woodwiss, en las posturas y en los ángulos, algo que vimos por primera vez en la escena final de «Corazón Salvaje», con un romanticismo esteticista, que a veces es un poco excesivamente recargado.
Quizá porque el personaje de Camila figura ser una chica del pueblo, aunque de cierta posición, el lenguaje deja por fin de ser tan ñoño y recatado, y todos hablan con bastante naturalidad sin caer en la ordinariez de cuestiones sexuales y necesidades naturales y fisiológicas. Susana González dota a Camila de una libertad de movimientos y expresiones nada gazmoñas, aunque sean recatadas, y su relación con Ricardo y la forma en que se relaciona físicamente con él, tocándole y abrazándole cuando le apetece, resultan frescas y expresivas. En sus conversaciones y risas con Jimena las dos hablan como chicas de verdad y se ríen de las cosas de las que se ríen las chicas. Las escenas de amor, por fin, son más realistas y los besos parecen besos, porque en caso contrario el título de la novela habría sido de chiste.
Juan Ferrara está estupendo en el papel de Don Jorge Mancera, un malo cínico, amoral y codicioso, para el que la única ley que existe es su propio capricho, pero que no es más que un digno representante de una clase social corrupta y perezosa, sin ser particularmente perverso salvo en el sentido de que no quiere a nadie salvo a sí mismo. Don Jorge Mancera es un malo muy divertido en su desprecio por todo lo que le incomoda, y sus escenas con su esposa son divertidísimas, porque no la quiere nada pero ella le divierte y la respeta. Don Jorge es un malo con gracia.
Aunque «Pasión» no es una novela histórica, sino «de época» en el sentido de que sólo formalmente tratan de adaptarse a la Historia, intenta mostrar la situación de las mujeres, de sumisión absoluta y sin tener el menor control sobre sus vidas y su destino. En la primera parte se muestran algunos golpes a Camila y Jimena bastante realistas (aunque luego no tengan ni un rasguño en la cara), sin que nadie se escandalice. El hecho de que las dos acepten con bastante resignación que las violen, o incluso que Ricardo llegue a sentir más lástima por el destino previsible de los dos chicos jóvenes porque después de todo «las mujeres ya saben para lo que están», es una muestra de esto. Para hacer evidente de que esta situación no era exclusiva de las clases bajas la novela nos muestra a los personajes de Úrsula, la hija de Don Jorge, casada a la fuerza con un anciano, o la misma Doña Sofía que se vé impotente para controlar los excesos de su marido, o Lisabeta y Doña Francisca, que deben vivir bajo la protección de alguien, porque no pueden ni administrar sus propios bienes o porque por un simple capricho son dejadas en la indigencia.
LO MEJOR
Un ejemplo de lo que hablábamos antes sobre el aprovechamiento de los actores lo encontramos en Marisol del Olmo, una actriz que hasta ahora había hecho papeles «ni fu ni fa», al menos en las telenovelas. Marisol hace de Jimena, la amiga de Camila, una chica valiente, vital, realista y práctica. Aunque en la novela parece que es Camila la que «salva» a sus compañeros de secuestro, en realidad es Jimena la responsable de que todos ellos sobrevivan. Es Jimena la que les aconseja y defiende y, literalmente, se quita el pan de la boca para dárselo a Angel y Claudio, la que les insiste en la necesidad de sobrevivir. Jimena es leal, fiel y sincera y aunque ha visto lo peor de la gente no deja de ser optimista, es perspicaz y sabia. Nunca se rinde y cuando llega el momento de sacrificarse por su amiga lo hace sin aspavientos y de la forma más natural y generosa. En este sentido, Jimena es mejor amiga de Camila que a la inversa. A nosotros nos encanta una escena en la que Jimena se ríe de los dilemas amorosos de Camila y cuando Camila se lo reprocha Jimena contesta que se está riendo de envidia…de la mala. Gracias María Zarattini por representar este tipo de amistad, frecuente entre las mujeres, en las que la envidia no es obstáculo para el cariño y la lealtad.
Hay otros personajes secundarios que también nos gustan, como Marcelo Cordova, que ya nos gustó como Marcos en «Alborada» y ahora nos gusta como Ascanio, aunque también sea un papel de hombre tranquilo y de bien, o como Anaís, en el papel de la temerosa y sojuzgada Manuela Lafont. Kika Edgar como la inocente y apasionada Inés. Por cierto, a ver cuándo le dan una oportunidad a Maite Embid, porque por alguna razón siempre hace papeles de chica mezquina consumida por la envidia, pero en las escasas ocasiones que sonríe tiene una sonrisa encantadora.
Aunque la canción de la novela, cantada por Sara Brightman, nos parece una cursilada, nos encanta la que suena cuando Camila y Santiago están juntos, interpretada por Denisse de Kalaff, y la que canta Kika Edgar.
LO PEOR
No hay nada especialmente malo en «Pasión», pero después de haber visto «Amor Real» y «Alborada» suena un poco a «más de lo mismo», un poco eso de que hasta de lo bueno, lo mucho cansa. Hasta el hecho de que tanto Colunga como Mariana Karr construyan sus personajes con ciertos ticks (el «cierto» de Ricardo y el «sí, sí» de Luis Manrique, el «caray, caray» de Doña Isabel contra el gesto de erguir los hombros de Doña Sofía) hacen que tengamos la sensación de algo ya visto.
Aunque en las telenovelas el paso del tiempo es siempre algo confuso, en esta novela el tiempo que Camila pasa en La Mariana es excesivamente corto e incongruente con el sufrimiento que ella padece. Se supone que en el plazo de un año Camila es secuestrada, vendida, se casa, se intenta escapar, y se queda viuda. ¿a qué viene entonces tanta desesperación por el aburrimiento y el encierro? Si en ese tiempo pasan tantas cosas y además Camila recibe clases de todo, ¿cómo es posible que se aburra hasta estar tan desesperada? Pero no sólo es eso, también para Ricardo el el tiempo y el espacio tienen dimensiones diferentes que para el resto de los mortales, porque en ese mismo año piratea bastante por el Caribe y luego decide irse a piratear a las costas del norte de Africa, de donde vuelve rico…¡pero si sólo en ir al norte de Africa se tardaban varios meses!!¡Cómo le ha dado tiempo a hacer todas esas cosas! Ni que el barco «La Salamandra» fuera el transbordador de Star Treck! En San Fernando también es que cunde el tiempo que da gusto. En un año, Santiago se queda paralítico, luego va en la silla de ruedas, luego anda, y va en busca de Camila, a la que se supone que busca muchísimo (¿10 minutos?) y tiene tan desesperados a todos con su pena que le convencen para que se case con Rita, menuda bruja, ¿cuánto tiempo les parecía a todos natural que sufriera por Camila, día y medio?
William Levy, es un actor limitadísimo, y su físico no compensa esas limitaciones. Daniela Castro es una actriz horrible, pésima, de la estirpe de los actores sin resuello, que parece que se van a ahogar. Para el papel de Lisabeta es demasiado mayor y con esa voz afónica no da el papel, porque se supone que Lisabeta es una bruja por dentro, pero por fuera, a los ojos del mundo, debe ser una chica que inspire ternura, tristeza y compasión, o sea, su apariencia y modo de actuar debería ser más angelical y «engañar» a los demás, pero es que a esta Lisabeta se le nota que es mala a los 10 segundos, con esa voz tan dura y esa cara amargada, y si Ricardo no se da cuenta es que es un poco tonto, porque Mario se da cuenta, que decimos en 10 segundos, en segundo y medio. ¡Y qué nos dicen de que vaya de acá para allá con una muñeca como si fuera una niña! Parece Chuky el muñeco diabólico
Los bailes, tanto de las cortesanas en las fiestas de Don Jorge y sus amigotes como los que se ven en la calle son horribles.
REPARTO
Camila Darién.- Susana González
Ricardo Salamanca (López de Carvajal).- Fernando Colunga
Santiago Márquez.- Sebastián Rulli
Don Jorge Mancera y Ruiz.- Juan Ferrera
Ofelia.- Rocío Banquells
Lisabeta de Salamanca.- Daniela Castro
Alberto Lafont.- José Elías Moreno
Justo Darién.- Raymundo Capetillo
Doña Francisca de Salamanca.-Maty Huitron
Mario Fuentes.- Alberto Estrella
Inés Márquez.- Kika Edgar
Vasco Darién.- William Levy
Doña Sofía de Mendoza.- Mariana Karr
Fortunata.- Gabriela Rivero
Úrsula Mancera.- Maya Mishalska
Rita Darién.- Maite Embil
Ascanio González.- Marcelo Córdoba
Jimena Hernández.- Marisol del Olmo
Manuela Lafont.- Anaís
Claudio Fernández de la Cueva.- Carlos López Estrada
Gonzalo- Toño Infante
Pablo.- Arturo Velásquez
Paco Darién.- Alejandro Felipe
Crispín y Pancho.- Antonio y Jorge Brenan
Don Timoteo de Salamanca.- Germán Robles
Don Gaspar de Valdez.- Eric del Castillo
La Paisana.- Isela Vega
John Foreman.- Luis José Santander
Doña Mercedes.- Emoé de la Parra
La niña hija de Úrsula: Maya Ricote Rivero
Alvaro Fernández de la Cueva Duque de Salvatierra.- Toño Mauri
Aurora Clavel
Tina Romero
Rafael Inclán
Yoshio
Evelyn Solares
Paco Ibáñez
Chao
Hugo Macías
Sheyla
La soprano: Olivia Gorra
Alejandro ÃÂvila
Andrés Zuno
Iliana de la Garza
Jorge Trejo
José Antonio Barón
Luis Reynoso
Martín Ferro
Rocío Gallardo
Xorge Noble