RESUMEN
Caracas. Año 2000. A lo largo de toda la ciudad la leyenda de un hombre incendia la piel de las mujeres. Cuentan que los ojos de ese hombre logran derrumbar a la más infranqueable de las mujeres, que sus palabras son como música de ángeles, que es un verdadero sabio en el mapa del cuerpo femenino. Algunas lo han vinculado al mítico personaje de Don Juan. Se llama Simón Luna, el guia turístico más famoso de la cuenca del Caribe, acostumbrado a llevar vacacionistas a los lugares más exóticos de Venezuela. Un detalle hace la leyenda más perturbadora: al mejor amante de la ciudad, ninguna mujer ha logrado enamorarlo para siempre.
Hasta que un día llega a la ciudad Camila Rigores, una mujer de deslumbrante belleza y arrobadora personalidad, hija de Leon Rigores, dueño del mayor hotel capitalino. Camila Rigores vuelve a Venezuela con la misión de hacerse cargo del gran hotel y reactivar la industria del turismo a lo largo del pais. Sin embargo, una tragedia inesperada ocurre: Isabel Rigores, la hermana menor de Camila, se quita la vida por una pena de amor. Camila decide vengar el inesperado suicidio de su hermana y le monta cacería al hombre que la enamoro fatalmente… y ese hombre no es otro que Simón Luna.
Así, Camila Rigores elabora un plan maestro. Al gran conquistador de mujeres hay que atraerlo con un señuelo: ¿y quién mejor que ella misma? Simón Luna será sorprendido por la mágica aparición de Camila Rigores en uno de los lugares más imponentes de la naturaleza. Ella lo convertirá en su socio, lo retará a conquistarla, le planteará la más inusitada de las apuestas y comenzará su silencioso duelo a muerte con él. Simón, sin sospechar siquiera que es la hermana de Isabel, cuya trágica desaparición desconoce, se deslumbra por la belleza de Camila Rigores. Acepta el reto de enamorarla en un lapso estipulado y apuestan todos sus bienes. Esto significará la ruina para uno de los dos. La situación es descabellada, pero para Simón Luna es un reto imposible de rechazar. Ese será el principio del fin. A par-tir del día siguiente, Simón Luna tratará de seducir a la mujer más difícil del mundo. Y ella tratará de montarle una emboscada letal. Entonces la vida de ambos cambiará estrepitosamente. Y para siempre.
Pero nuestra historia no sólo se ocupará de este memorable duelo, porque en el hotel El Dorado, mundo de la familia Rigores, van a suceder la mayor cantidad de historias de amor y desencuentro que recuerde esta picaresca ciudad. La vida de los huéspedes y la de los propios empleados generará un atractivo caleidoscopio de historias. Hombres poderosos, mujeres emancipadas, parejas al borde del adiós, solteras desesperadas, amigos traicionándose, vírgenes en busca de su primera noche, amores clandestinos, callejeras seduciendo a ejecutivos, galanes sin destreza, abuelas desalmadas y nietas exuberantes. En fin, el catálogo inmenso y variopinto del amor en pleno año 2000. Todas las clases sociales en un mismo hotel, cruzándose y amándose, odiándose, y deseándose. Juntos el pobre y el caviar, juntos la sonrisa y la desdicha, juntos los que quieren amarse y no pueden, los que deben y no saben cómo. Todo como si fuera un gran concurso donde ganará la mejor historia de amor posible.
Resumen extraído de Vencor
NUESTRO COMENTARIO
A Leonardo Padrón le gustan las telenovelas corales y las telenovelas costumbristas. «Amantes de luna llena» es una telenovela coral elevada a la enésima potencia, una telenovela al estilo de «Gran Hotel» de Vicky Baum, en la que, también en el marco de un hotel, se entrecruzan las vidas de multitud de personas que sólo tienen en común el compartir por unos instantes el espacio y el tiempo.
A nosotros casi nunca nos gustan las telenovelas corales. Aún así, quisimos darle una oportunidad a «Amantes de luna llena» teniendo en cuenta lo que nos había gustado «Cosita Rica» una telenovela posterior del mismo autor y que de alguna manera comparte algunos de los elementos que componen el entramado básico de la historia (básicamente el costumbrismo) y muchos de los actores participantes. Sin embargo, el resultado no ha sido muy positivo, porque, aunque «Amantes de luna llena» no es una mala telenovela ni una telenovela mal escrita, lo que sí es es una novela excesiva, descomunal, de dimensiones enciclopédicas, una telenovela torrencial. «Amantes de luna llena» tiene demasiadas cosas, demasiadas tramas, demasiados personajes, demasiados diálogos, demasiadas vueltas y revueltas, demasiado de todo»¦menos demasiado amor y mucho menos un comportamiento lógico de los protagonistas»¦si es que hay protagonistas porque la historia de la pareja, digamos central, se pierde en la maraña de historias e historietas, muchísimas de ellas absolutamente olvidables (aunque preferiríamos no haberlas tenido que olvidar sino habérnoslas ahorrado directamente). ¡Ese cuento de la chica que hace de maniquí en un escaparate!¡otra vez la historia de la chica pobre y de barrio marginal con problemas económicos!¡Y qué nos dicen de la trama con la chica, Abril Cárdenas, que se cree de clase media siendo absolutamente grosera y superior con el enamorado Siete! ¡Y otra vez el sobreactuado Daniel Alvarado haciendo de maligno y mujeriego! Prescindible total.
El comienzo es bastante esperanzador, porque nos presentan al protagonista, Simón Luna como un adicto al sexo que se encuentra en una terapia, lo que parece un inicio original, ya que en vez de alabar que el protagonista sea un bragueta floja, el puro macho y todo eso, nos dicen que eso es algo como una enfermedad, algo reprochable, pero la gracieta se queda ahí, ya que de la pretendida enfermedad se olvida tras el primer capítulo y lo que la trama nos muestra es que Simón es únicamente una víctima de las circunstancias. De las circunstancias, algo involuntario, y del comportamiento voluntariamente enloquecido, arbitrario, soberbio, histérico e irracional, cuando no directamente delictivo, de las personas que le rodean.
Camila Rigores («guapisísima» Rudy Rodríguez) vuelve a Venezuela después de su triunfo en Europa. En Venezuela la esperan su padre León Rigores un empresario muy poderos y un hombre rígido y bastante dictatorial (Jorge Cao en la peor interpretación de su carrera, sobreactuado y cursi), casado con una «semi-bruja» Sol Rigores, que le pone unos cuernos de a kilo, lo que no casa muy bien con ese supuesto «poder» del marido (puede que en esta circunstancia haya oculta alguna ironía sobre «los machos», pero nosotros no la notamos) y su hermana Isabel (Gianella Neyra). Isabel tiene una relación con Simón Luna, un guía de turismo excelente, que parece sinceramente enamorado pero no sabe quién es ella realmente. Por una confusión bastante tonta, Isabel cree que Simón la engaña y vuelve a su casa hecha polvo. Cuando su padre la ve así, la regaña y le reprocha su debilidad y su falta de espíritu, y en medio de la discusión en un accidente absolutamente fortuito, a León se le dispara una pistola, y mata a su hija. En medio de su dolor, su mujer le convence de que hagan creer a todo el mundo que Isabel se ha suicidado.
Cuando Camila llega, se encuentra con el pastel del suicidio y empieza a averiguar qué es lo que ha hecho a su hermana tan desgraciada como para suicidarse, y llega a la conclusión de que es el engaño de Simón, que ignora lo que ha pasado con Isabel y no comprende por qué ha desaparecido repentinamente de su vida, y decide vengarse con eso de la apuesta que pone en el resumen.
Para conocerle, va a Canaima (un sitio absolutamente maravilloso, abrumador) donde Simón está realizando un tour turístico y adopta una postura y una identidad misteriosa, supuestamente para «picarle». Camila llega a Canaima en helicóptero, vale, vestida con un traje rojo de noche, eso ya no vale, y le plantea a Simón algunos retos bastante ridículos, pero como están al principio de la novela se pueden aguantar porque todos sabemos que las telenovelas tardan en «arrancar». Simón acepta, luego a ella le pica un bicho, luego tiene sueños febriles mientras es curada por un brujo de la selva y luego otras cosas absurdas más para darnos a entender que ahí hay tema, que aunque Camila tiene que odiar a Simón, como que no puede. Cuando vuelven a Caracas, es cuando le plantea el negocio, la apuesta y todo lo demás.
Entremedias, Simón ha conocido a Ana Karina Manco, una actriz muy guapa y muy mala (muy mala actriz, no muy mal personaje), que no para de gritar y de hacer gestos, que se llama «Chocolate» (por dios bendito, una persona adulta que se hace llamar así), y se establece entre ellos una relación que, intermitentemente, nos molesta durante toda la novela, ayudados, muéranse, por la madre de Simón, que, después de decirnos que Simón es la pera de mujeriego, aventurero y vividor, resulta que su madre es también una metomentodo (aunque la señora no sale mucho) que opina de lo que no le preguntan y estorba una barbaridad, como cualquier mamuchi de esos hijos super-protegidos y superenmadrados de las novelas de siempre, cuando la señora debería estar ya acostumbrada a las cosas de su niño. Pero es que la señora no puede acostumbrarse a nada porque resulta que Simón no es como es. O sea, el personaje de Simón que nosotros vemos no es como nos dicen todo el rato que Simón es, una esquizofrenia total, porque el Simón que vemos es bastante buen chico, un chico normal, que no tiene nada mágico y que no sabe de dónde le llueven tantas tortas.
A todo esto, también León Rigores ha sufrido una amnesia completa, y aunque él es el que ha matado a su niña, resulta que también le pone la proa Simón y le hace la guerra sin parar, diciendo que Simón es un indeseable que hizo sufrir mucho a su niña (menuda jeta, ¿le hizo sufrir más que tu que te la cargaste?), y haciéndole creer, cuando al fin Simón se entera de quién era Isabel, que él tuvo algo que ver en su «suicidio». Total, que Simón y Camila, que han descubierto que se aman muchísimo, no pueden estar juntos porque todo les separa, la ven-ganza, el papá de ella, la mamá de él, Chocolate»¦ y las sopotocientas tramas secundarias que hacen que haya capítulos en los que Simón y Camila ni siquiera aparecen una vez.
Tramas secundarias, entre otras, la de Fabiola Colmenares, una policía, y su marido, un maltratador psicológico, Rubén Sucre, que luego resulta que es amigo de Camila. La de la familia Cárdenas, en la que el padre le dice a la madre que trabaja en una oficina cuando en realidad trabaja de taxista porque no encuentra otra cosa y se muere de la desesperación y la humillación de que sea su mujer la que traiga el dinero a casa, la de Perla, que vive en el hotel porque alguien le paga a su familia (formada por ella misma, su madre y el Siete) una estancia en el hotel por todo un año, y que trabaja como maniquí (no como modelo, como maniquí de esas de plástico) vestida de novia en el escaparate de la tienda de Lupita Madera (Lourdes Valera), que tiene su propia historia. De Perla se enamora Alejandro Linares (Carlos Mata), en crisis existencial con su esposa y que además investiga la encerrona que le han hecho a su padre acusándole de estafar a León Rigores (cornudo y desastre en los negocios), cuando en realidad el que le está robando es Toni Calcaño (Daniel Alvarado con una sobredosis de Grecian 2000). Abril Cárdenas, que quiere ser directora de cine, o de televisión, o de algo, que se dedica a maltratar al bonachón y sano Siete, hermano de Perla, porque es pobre y porque no le puede querer simplemente porque no le da la gana quererle, porque no hay nada que lo impida. Y otras tantas más que no podemos resumir porque si no este comentario sería como un papiro más largo (enrollado) que la rueda de un camión.
LO MEJOR
Leonardo Padrón es feminista y si no es feminista, lo parece mucho. Sus personajes femeninos siempre son mucho más fuertes e interesantes que los personajes masculinos. En este caso, no sólo los personajes femeninos son una gloria (aunque la novela nos abrume los personajes femeninos, uno a uno, son muy buenos), es que a diferencia de la mayoría de las telenovelas en las que la vida de las mujeres empieza y acaba con sus relaciones con los hombres, nos muestra a personajes femeninos de los que se reconoce cláramente que están mejor solas que mal acompañadas. Señoras, hay vida después de los novios y maridos.
Y abundando con el tema de lo femenino, también rompe con el tópico de que las mujeres son muy malas amigas de sus amigas y que sólo los hombres son amigos leales y fieles y nos muestra unas amistades femeninas entrañables, a prueba de bombas, de ayuda mutua, de compañía, de consuelo, amigas como las de la canción de Ana Belén:
Que transforman lo eterno en cotidiano
que conviven sin miedo con la muerte
que luchan cuerpo a cuerpo con la suerte hasta lograr
que coma dulcemente de sus manos»¦
Con su ternura
funden el corazón de la amargura
y como todos, quieren que las quieran más, que bien saben
tener la soledad de compañera.
Otro elemento maravilloso, los paisajes y los lugares de Venezuela que aparecen en la novela, además del Parque Nacional de Canaima, también los Médanos, un desierto de dunas impresionante.
LO PEOR
El exceso de todo consigue el efecto contrario al deseado, el mensaje, que seguro que hay alguno, se pierde en la maraña de situaciones. ¿Han oido hablar de la «infoxicación», ese bloqueo que se nos produce cuando nos proporcionan tanta información que es imposible procesarla? Pues eso. Y si al exceso de todo le sumas que se trate de una telenovela de unos 170 capítulos, es que ya te da un infarto del puro atracón.
La telenovela tiene otro defecto, que como siempre decimos, no es un defecto «objetivo», ya que es un defecto sólo para nosotros, y este defecto es el hecho de que la historia de amor sea una de tantas y que los protagonistas también sean unos de tantos. Nos parece bien que haya novelas así, sólo que a nosotros no nos gustan.
Una de las cosas verdaderamente ridículas de la novela es ver a León Rigores tocando el piano en la terraza del hotel, como si fuera un Maurice Chevalier latino. El pianito de León Rigores, una mezcla monstruosa entre Mari Cruz Soriano y Luis Cobos.
REPARTO
Diego Bertie.- Simon Luna
Ruddy Rodriguez.- Camila Rigores
Carlos Mata.- Alejandro Linares
Gaby Espino.- Abril Cárdenas
Juan Carlos Vivas.- El Siete
Jorge Cao.- Leon Rigores
Beatriz Valdés- Sol Rigores
Fabiola Colmenares.- La Vikinga
Astrid Carolina Herrera.- La Perla
Daniel Alvarado.- Tony Calcaño
Maria Antonieta Duque.- Angelica
Noheli Arteaga.- Micaela Lugo
Aroldo Betancourt.- Facundo Montoya
Yanis Chimaras.- Lucho Cárdenas
Adolfo Cubas.- Macedonio
Cristina Dieckman.- Bárbara
Elisa Escamez.- Custodia
Francisco Ferrari.- Hipólito Linares
Isabel Herrera.- Trinidad
Kiara.- Lorena Santamaría
Roberto Lamarca.- Troconis
Ana Karina Manco.- Chocolate
Carmen Manrique.- Maruja
Pablo Martin.- Ruben Sucre
Isabel Moreno.- Angustia
Gianella Neyra.- Isabel Rigores
Milena Santander.- Tata Calcaño
Rosalinda Serfaty.- Valentina Linares
Beatriz Vasquez.- Meche Peralta
Elaiza Gil.- Rebeca
Luis Geronimo Abreu.- Cristobal
Marjorie de Sousa.- Mayra
Carlota Sosa.-Renata Cárdenas
Eva Moreno.- Cruz María
Lourdes Valera.- Lupita Madera
Johana Morales.- Rebeca
Haydee Balza.- Rosita Mérida
Javier Valcarcel.- Kiko
Fernando Villate.- Juan Chiquito
Andreina Yépez.- Tobago
Roberto Messuti
Maria Conchita Alonso.- Ella misma