Una telenovela de Leonardo Padrón
RESUMEN
Paula Chacón (Paula C) vive con su familia en uno de los barrios de los cerros que rodean Caracas, el barrio República. Paula C es maquilladora, pero sueña con ser bailarina. El día que Diego Luján, joven empresario y futuro heredero de un imperio de cosméticos, se cruza con ella se enamora al instante. Diego está a una semana de casarse con la modelo más hermosa de la ciudad: Vicky Cárdenas, la imagen exclusiva de las empresas Luján. Pero el destino juega sus cartas. Diego abandona a Vicky al pie del altar y decide darse una oportunidad con Paula C y explorar eso tan fuerte que los une yéndose lejos. Así, Diego y Paula C acuerdan encontrarse en aeropuerto, si uno de los dos no aparece, será una señal de que lo que siente no es tan fuerte como creían.
El día indicado, mientras Paula C espera a Diego en el aeropuerto, cae en la trampa que ha creado para ella la malvada Vicky, un supuesto pasajero deja a su cuidado un peluche que resulta estar lleno de droga. Paula C es detenida y llevada a la cárcel. Nunca llega a la cita con Diego Luján. Desaparecida sin explicaciones. Diego la espera días, semanas, meses enteros, sin saber jamás lo que pasó. La siguiente vez que se encuentran es el día de la boda de Diego con Vicky. A pesar de darse cuenta de que se aman como antes, ya es demasiado tarde. Falta una hora para la boda. Y cada uno ha iniciado un camino distinto. Sólo les queda arrancarse ese amor del corazón a como de lugar.
La noche de la boda se produce un incidente inesperado: la muerte de Nicomedes Luján, el padre de Diego y presidente del Grupo Luján, el líder del poderoso grupo empresarial especializado en cosméticos. La muerte de don Nicomedes conmociona a todos. Pero eso no es todo, antes de morir Nicomedes reconoce a su hijo bastardo Olegario Pérez, que vivía olvidado en un miserable pueblo del interior del país. Así, de un día para otro, Olegario Pérez, un apuesto joven de rústica educación y toscos modales, se convierte en uno de los ejecutivos más poderosos del país. El desconcierto en el grupo Luján es total. El punto es que cuando Olegario Pérez llegó a la ciudad, se alojó en casa de los Chacón y desde que se topó con la demoledora belleza de Paula C juró que esa mujer sería suya y utilizó todo el poder del que ahora disponía para conseguirla. Y entonces comenzaría un largo y complejo duelo entre dos hermanos por el amor de una misma mujer.
Comenzaría entonces el tormento de los amores imposibles.
Simultáneamente, Verónica Luján, hermana de Diego, descubre por casualidad que por las calles de Caracas circula una chica idéntica a ella, y no descansa hasta encontrarla. Esa chica es María Suspiro, que también vive en el barrio República y es novia de Cacique Chacón, el hermano de Paula C, un modesto buhonero que aspira a ser arquitecto. En su búsqueda se producen varios equívocos y al ser confundida con María Suspiro es secuestrada para chantajear a Cacique. Fruto de esta confusión, Verónica conoce a Cacique, y se enamora de él, pero resulta que María Suspiro y Verónica son hermanas gemelas, separadas al nacer por Prodigios, la madre de María Suspiro, en circunstancias que desconocen y que Prodigio explica poco satisfactoriamente. Las dos chicas acuerdan intercambiar en secreto sus vidas, para experimentar lo que nunca tuvieron, la riqueza, y una madre respectivamente. El problema de este intercambio es que pone a Verónica cerca de Cacique, con lo que el amor de la chica crece pero a la vez se siente presa del remordimiento, por estar enamorada del novio de su hermana.
Pero «Cosita Rica» no es sólo la historia de amor de Paula C, Diego, Verónica y Cacique, es también la historia de un barrio, de sus habitantes y de su forma de vida, y también la historia de Venezuela entera durante un corto período de tiempo. Corto pero crucial para la historia de su democracia.
Todas las historias que se cuentan se siguen con atención y apasionamiento hasta su aleccionador final.
Resumen parcialmente extraído del foro de Cosita Rica
Esta telenovela supuso un hito en la televisión venezolana, entre otras razones porque se trata de una novela realista cuyo tempo avanzaba parejo con las realidad política que se vivía en Venezuela en ese momento, con lo que no sólo se mantuvo primera en el rating durante los 11 meses de su emisión, sino que atrapó la atención de público de lo más diverso y constituyó un revulsivo social. Como ya hemos comentado en otro artículo, la telenovela «Cosita Rica» ha sido estudiada como telenovela y fenómeno social, estudio que se ha plasmado en el libro «Venezuela es una telenovela» de la Doctora Carolina Acosta-Alzuru. A lo largo de este artículo, las referencias o comentarios sobre cualquier aspecto de este libro, así como los términos que hemos extraído de él aparecerán en cursiva, tanto si se trata de citas literales como si no.
NUESTRO COMENTARIO
Leonardo Padrón en estado de gracia. Nunca antes habíamos tenido la oportunidad de ver una novela en la que sea tan crucial la mano del guionista. Cuando se habla de una telenovela se suele hablar de la telenovela de «tal o cual productor» o incluso de las «novelas de los actores». Sólo en casos muy especiales se reconoce la influencia de un guionista o escritor excelente (Fernando Gaytan, Perla Farias…), pero nunca como aquí el poder del guionista ha logrado frenar los «excesos» impuestos a menudo por la producción, las cadenas y la «lógica del negocio», para que el producto final siga teniendo coherencia y no traicione su espíritu. No hemos tenido oportunidad de ver el resto de las telenovelas de este escritor, pero les aseguramos que están en la lista y no pensamos perdérnorlas.
Si la orientación y temática de una telenovela puede clasificarse entre los dos extremos marcados por las «telenovelas románticas», novelas de trama generalmente truculenta y melodramática en la que el argumento es únicamente la historia de amor de los protagonistas y las dificultades que encuentran para estar juntos, y las «telenovelas de ruptura», novelas realistas y actuales en las que la trama de amor se desdibuja, «Cosita Rica» es una novela de ruptura, pero sin que la historia de amor, razón por la que el público de telenovelas ve telenovelas, pierda del todo su importancia.
En su origen, la historia de amor de los protagonistas pretendía ser una adaptación de la obra Cyrano de Bergerac, de Rostand, ambientada en la Venezuela actual, pero la importancia y el poder de lo que el autor quería transmitir a sus paisanos, el análisis de su realidad diaria y su mensaje de tolerancia y promoción del diálogo adquirieron tal fuerza, que su intención se tuvo que cambiar sobre la marcha. Por eso, si leen la sinopsis que la propia cadena distribuyó al inicio de su emisión, estarán totalmente confundidos sobre lo que van a ver. Supuestamente, la historia trataba de que entre conflicto y conflicto de Paula C y Diego, Olegario pedía ayuda a éste último para conquistar a su Cosita Rica, que Diego ignora que es la misma Paula C, que no le da ni la hora del día. Con este propósito, Diego empezaba a escribir cartas en la que volcaba toda la pasión y amor que sentía, y Paula C, al leerlas y creerlas de Olegario, sentía hacia él una nueva atracción que le hacía olvidar su imposible amor con Diego. El drama era que no se enteraba de que el autor real de las cartas era su único amor, su amor de siempre, hasta que no era demasiado tarde, después de casarse con Olegario y así se introducía otro elemento para mantener a los amantes separados. Pues bien, todo esto no ocurre, empieza con esa idea pero Diego solo escribe una carta para Olegario y le da la idea de regalarle un perfume a su amada. Como hemos dicho, eso no quiere decir que la historia, las historias, de amor no sean la base del argumento, sólo que el argumento no es ese.
En «Cosita Rica» destacan de forma muy notable los diálogos y la interpretación del numerosísimo elenco. A nosotros normalmente nos aburre que haya muchas tramas secundarias, y nos parece que con frecuencia son puro relleno que lo único que consiguen es fastidiar y tenernos pendientes de las escenas en las que los protagonistas están juntos, pero en «Cosita Rica» hay algunos personajes de reparto, nos resistimos a llamarlos secundarios, que llenan la pantalla y cuyos parlamentos copiarías en un cuaderno para tenerlos como frases de cabecera. Y lo mejor, salvo alguna excepción como la de Franklin Virgüez, totalmente sobreactuado, nunca, nunca parece que están actuando, Mamasanta, Patria mía, Concordia, Prodigios, Lara, la Chata, Cacique…¡son todos tan auténticos!
Lo importante de los diálogos no es sólo que suenan naturales y verdaderos, y que la gente habla como la gente, sino que «dicen» cosas, que tienen significado, que no son puro ruido, poesía barata sin ningún fondo. Como contrapeso de algunas cargas de profundidad que se sueltan, los personajes cómicos son muy comicos, las palabras mal dichas de Diómedes son dignas de una antología de Sofía Mazagatos. La composición del personaje de Olegario que hace Carlos Cruz (supuestamente un alter ego de Hugo Chávez), un personaje torrencial, verborrágico, más astuto que inteligente, incontenible, ordinario, prepotente y calculadoramente simpático (las ocurrencias de Cruz para la composición del personaje, no sabemos si fuera o dentro del guión son tan rápidas que hay que mirarle con cien ojos, por ejemplo, en una muestra de la falta de urbanidad de Olegario en una escena se está urgando la oreja con el meñique y se limpia el cerumen en el pañuelito que lleva en la chaqueta…).
Un personaje que no es cómico pero que es alegre, dinámico y luminoso es el de Mamasanta (¿esto es un nombre o un «título»?), que es un corifeo pero no de la tragedia, sino de la comedia de vivir, una pregonera de otros valores que se enuncian en la telenovela en la que se rompe con el canon de que no hay salida para la pobreza que no sea el matrimonio, la lotería o la delincuencia, porque los personajes de Cosita Rica no se rinden a la pobreza, luchan e intentan mantener su integridad y su decencia.
El hecho de que la realidad política invadiera con esa fuerza a la telenovela tuvo importantes consecuencias en la trama de amor. Para empezar, la historia de amor de Paula C y Diego perdió fuerza, porque al desaparecer todo el asunto de las cartas, el obstáculo entre Diego y Paula C, su matrimonio con Vicky, no tiene entidad suficiente como para mantenerlos separados teniendo en cuenta que existe el divorcio.. Mientras la trama principal perdía fuelle, la trama de amor juvenil María Suspiro-Cacique-Verónica, lo iba ganando, aupada por el favor del público. Aunque se trata de una trama mil y una veces repetida, hermanas gemelas que se sustituyen, el atractivo y el talento de los actores que la interpretaban pesaron más que otros factores.
En contra de Paula C y Diego jugaron varios elementos, la rivalidad en belleza (una obsesión venezolana, al parecer) entre Paula C y Vicky, en la que la segunda ganaba por goleada rompiéndose así el canon telenovelero de que la protagonista debe ser la más guapa, y el hecho de que el público consideraba a Diego un galán débil y descafeinado, sin pasión ni garra, en contraste con la fortaleza y la garra de Olegario, al que el público veía con mucha más simpatía y con el que se sentía mucho más identificado. El tema de la belleza vs talento ya lo hemos tratado en otros artículos por lo que no queremos volver a detenernos aquí, pero sí queremos comentar nuestra visión del galán, que contrasta con la que tuvo el público en su día, y en la que probablemente ha podido influir nuestra perspectiva de europeos.
A nuestro modo de ver, puede que Diego no gustara como galán porque es bastante atípico. Diego no es débil y si no resuelve antes su situación es porque Paula C no le da opción, no porque él no se decida y desde el primer momento no tome el toro por los cuernos. La única debilidad de Diego viene derivada de que es una buena persona al que no le gusta herir a los otros deliberadamente, pero tampoco se arredra cuando tiene que hacerlo. Diego no es débil, pero sí indolente, ya que siendo consciente de llevar una vida que no le gusta, se deja llevar y traer por su padre hasta que encuentra algo que le saca de su marasmo y le hace reaccionar. Uno de los temas que se trata en la novela es el machismo, o se intenta tratar porque al estar tan arraigado en la sociedad venezolana incluso algunos comportamientos machistas rayando en la caricatura no eran percibidos como tales por la sociedad, que los veía como algo natural. Para nosotros, la consideración de Diego como débil es otra manifestación de ese machismo, ya que Diego es un hombre, y no un macho. Diego es un hombre fuerte, sin gritar ni imponer, es tierno sin ser cursi, es generoso, tolerante y sin prejuicios. Diego no acepta los dictados de su clase social y suele juzgar por sí mismo. En su relación con Paula C, escucha atento, trata de convencer y no da órdenes, aunque sufra y no toma represalias ni se venga. Y en su relación con los demás, acepta sus responsabilidades sin rechistar. Para nosotros, Diego es un ejemplo de la hombría de bien. Y si Diego es original, su relación con Lara lo es más. Que el mejor amigo de un hombre en una telenovela sea una mujer es de lo más rompedor.
Por muy espectacular y arrollador que sea Olegario, para nosotros la eliminación de la historia de las cartas perjudica a la trama en el sentido de hacer absolutamente increible que Paula C llegue a mirar al machista, maleducado, dominante, mujeriego, desconsiderado y tramposo de Olegario. Sin las cartas, Olegario no puede tener ningún tipo de atractivo para una mujer como Paula C. Para olvidar a un hombre una no se pone en manos de un tirano.
Si lo pensamos bien, también es machismo puro, pero no de la telenovela sino del público o de la Sociedad, la obsesión por la belleza de las mujeres que obligaron a que Fabiola Colmenares se tuviera que maquillar para que el personaje de Paula C pudiera «competir» con Vicky, en contra de la orientación que ella quería darle al personaje de ser una chica sencilla y natural. Es machismo porque implica que el único encanto que las mujeres tienen para los hombres es la belleza, de lo que se deriva que si Vicky es más guapa que Paula necesariamente Diego tiene que querer más a la primera. El personaje de Paula C debía ganar por el encanto, el compañerismo, y la comunicación que se establece entre dos personas que, en principio, no estaban destinados ni a encontrarse ni a entenderse, y por eso ese amor valdría más y sería más fuerte que en el basado en la apariencia, porque ese tipo de amor sí que es único y difícil de encontrar, y cuesta más renunciar a él y haces más cosas por conservarlo. Reducir esos amores a una lucha por la más guapa es reduccionista y desprestigia la trama de amor.
Otra manifestación de machismo, aunque no sabemos si es deliberada porque la moraleja es contraria a lo que pensamos, es cómo se trata la relación entre Lara y Vicente. En la primera escena en la que Vicente y Patria Mía están juntos en la fiesta del barrio, Lara está en su casa tan tranquila, sin sospechar ni temer nada hasta que Vicky le visita y se ríe de ella por ser tan confiada y no pensar mal de las andanzas y desaparición de su marido. Lara le contesta que en su matrimonio cada uno tiene su espacio y que ella no persigue a su marido porque tienen una relación de confianza, lo que suena de lo más razonable y hasta deseable si no se tiene…excepto que aquí Lara es la equivocada, porque Vicente sí la está engañando. ¿Hay que obtener algún tipo de conclusión de aquí?¿Esto quiere decir que lo correcto es que las mujeres vigilen a sus maridos como objetos de su propiedad? (una característica de las telenovelas que nos revienta).¿Intentan decirnos que Lara es «mala» o que «descuida» a su marido por ser así?(una conducta que en las telenovelas justifica que los maridos hagan de su capa un sayo y se la peguen a sus mujeres que no les hacen el suficiente caso).
Otro aspecto social que se presenta en la novela es la feminización de las unidades familiares, mantenidas y sostenidas casi en solitario por las mujeres. En la novela se muestra, y en el libro de «Venezuela es una telenovela» se comenta cómo una situación muy habitual en Venezuela (y por lo que parece en otros lugares de Latinoamérica) causada en parte por los embarazos adolescentes que hacen que las chicas se hagan cargo de una familia antes de tiempo, mientras que los hombres no hacen frente a sus responsabilidades. Esas adolescentes prematuramente responsables dan paso a mujeres que en muchas ocasiones son emocionalmente dependientes de hombres que frecuentemente no dan la talla. Eso le pasa al personaje de Patria Mía con Diómedes y la «necesidad» de la primera de aguantar a cualquier hombre, con tal de tener uno, es uno de los temas de la telenovela. Pero mientras esa necesidad se explica en Patria Mía, ¿qué justificación tiene Verónica para seguir con Rodolfo, un hombre al que no quiere y que, según se vé, no la quiere más allá del puro interés? Es normal que esa parte de la trama no funcionara.
LO MEJOR
Lo mejor de lo mejor es que el propósito de esta novela sea hacer algo nuevo y diferente, que se arriesgue, que intente demostrar que hay un espacio para las telenovelas que dan al espectador algo más.
Toda la novela es buena, con especial atención a los diálogos, aunque en ocasiones son exageradamente discursivos y los personajes sueltan unas parrafadas que son increibles en una conversación normal. Patria Mía se larga unos discursos de aúpa, de los que te hacen exclamar, ¡pero cuánto habla esta gente!. Aún así, algunos de ellos son tan bonitos que valen la pena. La escena cuando Patria descubre a su hijo Nixon vendiendo en la calle y le insta a que no falte al colegio y le dice lo de «yo quiero que huelas a tiza, a pupitre…». O la escena en la que Cacique está herido y Mamasanta habla del respeto de la Vida por la Muerte, y el poco respeto de la Muerte por la Vida, u otra escena un día en que todos se levantan de mal humor y Mamasanta les regaña y les dice que le den una oportunidad al día, o cualquiera de los diálogos de Concordia…
Una cosa que nos encanta es las primeras escenas con Paula y Diego, y la forma tan torpe que tiene éste de ligar. Igualito que en la realidad cuando un chico se siente inseguro de lo que dice y hace y suelta lugares comunes y hasta se ríe de sí mismo. La forma en que Diego mira a Paula en la que se le nota que está observando con atención y pensando cómo «entrarle». Nunca habíamos visto nada tan realista y Novoa lo borda porque la inseguridad se le nota hasta en la postura del cuerpo, aunque dudamos que él tenga nunca esos problemas con el ligue. La composición corporal del personaje de Diego es también original, porque se supone que Diego es un chico rico, sofisticado y de alguna manera de vuelta de muchas cosas, pero sus movimientos en las escenas con ella o cuando habla con ella (no en el resto de las escenas) son «achicados» y juveniles, como si su amor por Paula C le hubiera devuelto de alguna manera a la adolescencia, con ese exceso de energía del que le quedan miles de cosas por vivir, esa impaciencia, esas ganas de llevarte todo por delante. ¡Qué graciosa la escena en que Diego se entera de que Paula C ha sido seleccionada para el cuerpo de baile de una obra musical!
Especial mención merece la relación María Suspiro-Cacique-Verónica. El personaje de Cacique es una joya, fuerte y tierno, realista y soñador, recto y luchador, honesto en un mundo de delincuentes (malandros los llaman, qué palabra tan buena), que nunca se abandona al camino fácil. Por favor, que nos den uno así, si no puede ser de novio nos conformamos con que nos lo regalen de hermano.
Y Nixon, José Manuel Suárez, qué niño tan rico, tan guapo al estilo niño sin ser un monigote recolocado, con esos hoyitos, y qué personaje tan estupendo y qué actor tan natural. La idea de que regale palabras es una maravilla. Le adoptamos. Y la risa de Marialejandra Martín, Lara, de la que ya hablamos en nuestro comentario a la novela «Juana La Virgen». Lara es un personaje de mujer moderna, franca y sin dobleces. Nos encanta.
La evolución de los personajes según avanza la historia, Olegario, que se va encalleciendo, o la Chata, que se cae del guindo con una amargura que inspira una infinita lástima. En casa de la Chata, a pesar de que ella se pasa una parte importante de la trama mintiéndose a sí misma, es donde se escuchan frases más aleccionadoras, con una intención más moralizante, en boca de Sagrario, o incluso de su hijo Rosendo.
LO PEOR
Lo larga que es la novela lo que repercute en una banalización de la historia de amor y que hace que la telenovela tenga altibajos y produzca un cansancio que de otra forma no causaría.
Toda la trama Rodolfo-Verónica y sobre todo el hecho de que intenten hacernos creer que Ricardo Bianchi es un estudiante de Universidad compañero de Marisa Román. El pobre Rodolfo va todo el tiempo disfrazado con ese gorro de lana absolutamene incongruente con el calor que debe hacer en Venezuela. Vale que sea un pijo, ¿pero es que los pijos van siempre disfrazados de lo mismo, no se apean nunca del personaje? La trama habría tenido más gracia si Rodolfo hubiera querido de verdad a Verónica porque la perspectiva de hacerle sufrir habría justificado ante el público la resistencia de Verónica a dejarle, y reducido la impaciencia del espectador por verle desaparecer del mapa. Sin ese elemento el personaje definitivamente sobra.
Mientras que el personaje de Tiffany va siempre estupendamente vestido, la ropa de Vicky, aunque está guapísima con ella (estaría guapa con un saco en la cabeza) es exageradísima. ¿De verdad en Venezuela las mujeres van a todos los lados medio desnudas? La ropa que lleva en el hospital cuando hieren a Cacique es una pasada de poco adecuada. O los hombres se cuecen vivos (tanto Olegario, con chaqueta y chaleco, como Diego, siempre con chaqueta) o las mujeres se tienen que helar, porque particularmente Vicky va siempre en sujetador.
El personaje de Melao, qué plasta, persiguiendo al pobre Cacique y repitiéndole constantemente su amor aunque el chico no le puede dejar más claro que no le corresponde. Esa insistencia es humanamente rebajante y desde el punto de vista argumental, repetitiva.
Hay un elemento de atrezzo que es un desastre, las gafas de Nicomedes y Verónica, que reflejan los focos y no se les ven los ojos. ¿Nadie ha oido hablar de los cristales antireflectantes?
REPARTO
Los Chacón
Plácido Chacón.- Carlos Villamizar
Mamasanta.- Tania Sarabia
Paula C.- Fabiola Colmenares
Cacique.- Edgar Ramírez
Dulce .- Zair Montes
Los Luján
Nicomedes.- Franklin Virgüez
Tentación.- Marina Baura
Diego Luján.- Rafael Novoa
Verónica Luján.- Marisa Román
Patria Mía Urbina y familia
Patria Mía.- Gledys Ibarra
Melao.- Andreína Yépez
Nixon.- Juan Manuel Suárez
Diómedes Crespo.- Roberto Lamarca
Los Pérez
Olegario Pérez.- Carlos Cruz
Concordia Pérez.-Elba Escobar
Las Cárdenas Duarte
Victoria Cárdenas (Vicky).- Chiquinquirá Delgado
Tiffany Cárdenas.- Nohely Arteaga
Los Reyes/Santana
Lara Santana.- Marialejandra Martín
Vicente Reyes.-Aroldo Betancourt
Wendy.- María Antonieta Castillo
Danielito.- Adrián Durán
Prodigios y familia
Prodigios Vargas.- Beatriz Valdes
María Suspiro.- Marisa Román
La Chata y familia
La Chata.- Lourdes Valera
Rosendo.- Juan Carlos Vivas
Cachito.- Roque Valero
Sagrario.- Beatriz Vásquez
Pegao y familia
Calixto (el Pegao).- Iván Romero
Luisa.- Carmen Francia
Altagracia.- Elisa Escámez
El servicio doméstico
Ramona.- Ana Castell
Carmen.- Liliana Meléndez
Los periodistas
Gastón.- Guillermo Dávila
Boris.- Alberto Alifa
En las empresas Luján
Alegría.- Mariángel Ruiz
Lisandro Gómez.- Daniel Alvarado
Urrutia.- Ramón Hinojosa
Otros
Venancio.- Henry Soto
Papelón.- María López
Tomás.- Luis Gerónimo Abreu
Alejandro.- Jorge Aravena
Rodolfo.- Ricardo Bianchi
Bruja Barbarita.- Mirtha Borges
Juancho.- Yanis Chimaras
Panchita.- Reymarvy «la beba» Rojas
Guille.- Josué Villaé
Lourdes Valera .- La Chata
Ricardo Bianchi.- Rodolfo
Actor Invitado
Franklin Virgüez