Los Valdés, Rigoberto y Francisca, son propietarios de una pequeña finca, dedicada a la agricultura, a lado de la enorme hacienda «Piedras Grandes», propiedad de la familia Ramírez, dedicada principalmente a la cría de toros bravos para el toreo. A pesar de la diferencia económica entre las dos familias, la finca de los Valdés posee algo que Justo Ramírez quiere conseguir, un brote de agua y una pequeña laguna, «El Manantial».
Justo Ramírez, casado con Margarita Insunza, mantiene una relación adúltera con Francisca Rivero, mujer de su rival y vecino Rigoberto Valdés. Esta relación, fundada en el engaño y la promiscuidad, generará el más amargo resentimiento y provocará la destrucción paulatina de las dos familias. «¨»¨Los Valdés tienen una hija llamada Alfonsina, que nació en la misma época que Alejandro, único hijo y heredero natural de los Ramírez. A pesar de haber crecido apartados y con el alma alimentada de prejuicios contra sus respectivas familias, no pueden evitar sentirse atraídos y se enamoran, en contra de la opinion de sus familias.
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La tragedia se desencadena cuando Rigoberto descubre el engaño y en la pelea con Justo, Rigoberto muere y Justo queda manco. Pero Justo no se conforma con eso, por medio de una treta consigue apoderarse de «El Manantial». Además, para separar a Alfonsina de Alejandro, abusa de la chica. La familia Valdés Rivero (Alfonsina, su madre Francisca y su tía Gertrudis) se van de San Andrés y Alfonsina deja a Alejandro sin ninguna explicación.
Pasa el tiempo y los Ramírez creen que se han deshecho de sus enemigos. Alfonsina ha estudido ingeniería agrícola con toda la intención de utilizar sus conocimientos en la recuperación de la finca de su padre. Alejandro también ha estudiado lejos de San Andrés, junto a Bárbara Luna, una muchacha guapa pero calculadora y algo frívola, con la que se compromete. Los padres de Bárbara, el Doctor Alvaro Luna y Pilar, antiguos amigos de los Ramírez, y en el caso del Doctor Luna también cómplice o encubridor de los muchos líos de Justo, están encantados con la idea y formalizan el compromiso. Tanto Justo como Margarita quieren que Alejandro continue con la tradición familiar y se quede en «Piedras Grandes», pero el chico no quiere.
El anuncio del compromiso coincide con el regreso de Alfonsina a San Andrés. Bárbara desconfía de la recién llegada y trata por todos los medios de alejarla de su futuro marido. Sin embargo, la fuerza del amor puede más que cualquier intriga, y Alfonsina y Alejandro finalmente se confiesan su amor. «¨»¨Pero el resentimiento y la mala voluntad que ha marcado la relación entre sus familias los condena a ser víctimas del encono. Para sobrevivir, su amor tendrá que vencer las barreras que el destino les presente, y así convertir «El Manantial» en una verdadera fuente de esperanza.
(Resumen parcialmente obtenido de la web de Televisa http://www.esmas.com)
NUESTROS COMENTARIOS
Una novela con una producción estupenda y muy cuidada, como todas las de Carla Estrada. Adela Noriega, en el papel de Alfonsina, está tan eficaz como de costumbre y Mauricio Islas, un actor más irregular, también está muy convincente. La cara de amor con que Alejandro mira a Alfonsina es totalmente creíble. También están muy bien Karyme Lozano en el papel de Bárbara, Jorge Pozas, como Héctor y Silvia Pasquel, en un papel de señora superficial y atolondrada totalmente distinto a sus habituales papeles de mala y dura.
También hay que destacar, en los papeles secundarios a Angelina Peláez y Justo Martínez, en los papeles de Altagracia y Melecio, dos de los personajes más íntegros, honestos y decentes de la novela. Altagracia y Melecio, ama de llaves y capataz respectivamente en «Piedras Grandes», no son los típicos «criados» de las novelas. Además de tener una relación mucho más real de lo que se acostumbra en el género con los dueños de la casa, ambos son dignos, tienen opinión y la manifiestan cuando hace falta.
Llama mucho la atención que la música de los títulos iniciales, «Amor, amor, amor» cantada por Luis Miguel no pega nada con el argumento ni con el clima de la novela. O quizá sería mejor decir que lo que no pegan nada son los arreglos. La letra sí puede ser alusiva al contenido, pero está cantada con un ritmo pachanguero que casa poco con una novela tan trágica, aunque la música que acompaña a los encuentros entre Alejandro y Alfonsina sí que es muy adecuada.
En nuestra opinión el argumento de la historia es tan trágico, que resulta del todo increíble que haya un final feliz, o por lo menos un final en el que se aspire a una felicidad algo mayor que la que obtengan los protagonistas de estar juntos. Pasan muchísimas cosas, todas malísimas e irremediables, con lo que el espectador se queda al final con un sabor bastante agridulce en la boca. Probablemente la acumulación de elementos, no dramáticos, sino directamente trágicos, se deba a la necesidad de aprovechar lo magníficamente bien que llora Adela Noriega, pero se pasan.
En particular el tema de la violación de Alfonsina ¿por qué la chica no recibe ningún tipo de ayuda profesional? Llama la atención en tratamiento tan anticuado y perjudicial que se da en las novelas a este tipo de ataques, que se siguen manteniendo en secreto y se echa tierra encima, como si las víctimas tuvieran algo de qué avergonzarse. Teniendo en cuenta que las novelas se utilizan con frecuencia en algunos países como elemento educativo y de cambio de algunas conductas, no estaría mal que se empezara a cambiar la visión que tiene se tiene de este tipo de delitos contra las mujeres. Sin embargo, en «El Manantial» Alfonsina lucha sola con sus dudas y sus traumas, que ni siquiera habla del tema con sus parientes ni amigos más cercanos.
Otro tema que llama la atención es que, por primera vez, se ve a un protagonista masculino con un libro en la mano. En realidad no se sabe lo que Alejandro está haciendo con el dichoso libro, si estudia o lee, pero por lo menos tiene uno, porque en las novelas las únicas que a veces tienen un libro son las mujeres, casi siempre en las novelas de época, como si el leer fuera un pasatiempo de poco hombre. En contraposición con esta «novedad», a pesar de que Alfonsina es una mujer moderna y enérgica, nunca se la ve conduciendo, cosa que ocurre con la mayor parte de las heroínas de las telenovelas de Televisa, que nunca manejan ningún tipo de vehículo. Normalmente se podría explicar porque las heroínas suelen ser pobres de solemnidad, y siempre son ellos los que son ricos, pero Alfonsina Valdés no es pobre, ni desvalida y sin embargo siempre va andando a todos los sitios, oscuros o peligrosos, con el consiguiente susto de su tía Gertrudis y su tío Salvador, el cura. ¡que se compre un coche ya!
LO MEJOR»¦
Es muy buena la dirección de actores, que cuidan cada gesto, como la manía del Doctor Luna de lavarse las manos con alcohol cada vez que tiene el recuerdo de haber hecho moralmente sucio, o como el gesto de Héctor y Alfonsina, de llevarse la mano al corazón cada vez que dicen o sienten algo muy profundamente.
Los personajes de reparto están más construidos que de costumbre, porque normalmente aunque en las tramas secundarias ocurren muchas cosas, los personajes están más desdibujados, limitados a su contribución de acompañantes de la trama principal. Aquí hay varias tramas en las que los participantes tienen sentimientos muy profundos, como la de la familia Morales, Joel y Norma, y cómo perciben que su hijo se está desviando del camino recto y cómo le quieren a pesar de todo, aunque saben que es como es, o lo que siente Maru, al ser la hija que como nunca da problemas no recibe la suficiente atención.
La relación entre Justo y Margarita, o mejor el sentimiento indefinible que Justo siente por Margarita, mucho más profundo que lo que se vé habitualmente.
LO PEOR»¦
Las situaciones, a veces muy repetitivas, porque Alfonsina se pasa la vida diciéndole a Alejandro «adiós para siempre» para luego volver a las andadas. Sería preferible que le dijera sólo adiós «a secas», porque esas frases tan terminantes son muy aburridas.
El personaje de Alfonsina, que es una cazurra tremenda y se mete en situaciones con consecuencias funestas, sin escuchar la opinión de nadie, o por lo menos de su tía Gertrudis que la quiere tanto, mientras que Alfonsina no deja de dar la impresión de que le importa un bledo que su tía esté o no con ella, o que no la necesita.
El final de Gertrudis, que no se merece.
REPARTO
Adela Noriega.- Alfonsina Valdés Rivero
Mauricio Islas.- Alejandro Ramírez Insunza
Alejandro Tomassi.- Justo Ramírez
Daniela Romo.- Margarita Insunza
Manuel Ojeda .- Padre Salvador, tío de Alfonsina
Karyme Lozano.- Bárbara Luna
Patricia Navidad.- Malena, nieta de Altagracia y Melecio
Jorge Poza.- Héctor Luna, hijo adoptivo del Dr. Luna
Olivia Bucio.- Gertrudis Rivero, tía de Alfonsina
Raymundo Capetillo.- Dr. Alvaro Luna, padre de Bárbara
Silvia Pasquel.- Pilar esposa de Alvaro y madre de Bárbara
Angelina Peláez.- Altagracia, nana de Margarita y Alejandro.
Justo Martínez.- Melecio, capataz de Piedras Grandes, esposo de Altagracia
Socorro Bonilla.- Norma Morales, madre de Maru y Gilberto
Gilberto de Anda.- Joel Morales, padre de Maru y Gilberto
Lorena Enríquez.- Maru Morales
Sergio Reynoso.- Fermín, enamorado de Gertrudis.
Rafael Mercadente.- Gilberto Morales, amante de Bárbara
Alejandro Aragón.- Hugo, compañero de Alfonsina y enamorado de ella
Nuria Bages.- Eloísa Castañeda , amante de Justo
Azela Robinson.- Francisca Rivero, madre de Alfonsina
César Évora.- Rigoberto Valdés , padre de Alfonsina
Leonor Bonilla.- Mirna, esposa de Fermín
Marga López.- Madre Superiora
Julio Monterde.- Padre Juan
Luis Couturier.- Carlos, amante de Francisca y padre de Hugo
Ricardo de Pascual.-Obispo
Salim Rubiales.- Javier