RESUMEN
Juana Pérez es una joven de 17 años, estudiante e hija ejemplar. Vive con su madre Ana María , que la tuvo de soltera, una mujer joven, bastante impulsiva y arrebatada, y que tiene mala suerte en el amor, básicamente porque se mete en líos sin pensarlo mucho; su abuela Azucena, una mujer dura y amargada por el abandono de su marido; y con su tío Manuel, con el que tiene una relación de compañeros y confidentes.
Por otro lado, Mauricio de la Vega, joven y exitoso empresario, dueño de una revista de mucho éxito y de una línea editorial independiente. Está casado con Carlota Vivas, perteneciente a una adinerada familia, dueña de un imperio, parece que no muy limpio. En el terreno de los negocios, Rogelio, el padre de Carlota, impulsado por su suegro, dueño de verdad de los negocios, intenta hundir la revista de Mauricio (la revista Positivo), para apoderarse de ella.
En lo personal, Mauricio está empeñado, y casi obsesionado con tener un hijo, ya que debido a que estuvo enfermo de cancer, los tratamientos le dejaron estéril. Tras su enfermedad, ha tratado de dejar embarazada a su mujer, pero una incompatibilidad les lleva a intentarlo con un viente de alquiler, mediante inseminación artificial. El día que se va a llevar a cabo la inseminación, Juana acude al consultorio ginecológico para una revisión rutinaria, con tan mala suerte que la inseminan a ella por error, y queda embarazada, mientra que la joven contratada para ello, pierde el niño. Para terminar de rematar la faena, al poco tiempo, todas las muestras de Mauricio se pierden por un error técnico, por lo que Mauricio cree que nunca podrá tener un hijo propio.
Cuando Juana se entera de que está embarazada no puede creerlo, ya que no ha tenido relación con ningún hombre, pero cuando la historia se confirma todo se le vuele en contra, le quitan la beca que había ganado para estudiar fotografía, la expulsan del colegio por dar mal ejemplo…
Por azares del destino, Juana y Mauricio se conocen el mismo día de la inseminación, y se crea un vínculo muy especial entre ellos. Cuando Mauricio descubre que hay una mujer, que él cree desconocida, que está embarazada con un hijo suyo, la busca por todas partes, y también por casualidad, descubre que la madre de su hijo es Juana. A partir de aquí se crean una serie de equívocos, provocados por el afán de Mauricio de estar cerca de su hijo a toda costa, mientras que Juana, enamorada de él, piensa que su preocupación es por que él también la ama. Poco a poco, sin embargo, Mauricio se va enamorando de Juana, cosa que le cuesta reconocer, hasta que no le queda más remedio que aceptar la realidad. El amor entre Mauricio y Juana tendrá que luchar contra multitud de obstáculos, la diferencia de edad, el matrimonio de Mauricio con Carlota, las conspiraciones de unos y de otros, incluso los malentendidos entre ellos hasta conseguir estar juntos.
NUESTRO COMENTARIO
Una novela sorprendentemente buena, con una heroina original y estupendos diálogos. La actriz protagonista, Daniela Alvarado, una chica con un físico totalmente normal, lo que también es algo fuera de lo corriente, es un prodigio de expresividad. Esta es la primera novela que vemos de ella por lo que habrá que observarla para ver si en otros papeles es igual de buena o es una actriz de esas de un único registro.
Juana, o Daniela como Juana, borda el papel de adolescente, en ese estado intermedio entre la mujer madura y la jovencita enamorada. Un elemento muy acertado de la novela es la voz en off para dejar saber al espectador lo que están pensando los personajes. Eso permite que la trama sea más natural que en otros casos, donde los personajes tienen que decir todo en voz alta, incluso sentimientos y pensamientos que una persona normal jamás desvelaría. También los amigos, sobre todo de ella, sobresalen del típico papel que sirve únicamente para dar la réplica al protagonista. Como las cosas que ellos piensan las oímos en off, Juana habla con sus amigas de las cosas que las chicas hablan con sus amigas. También es muy de agradecer que Juana tenga una amigas tan buenas. Por una vez, en una telenovela se han decidido a reflejar una verdadera amistad entre mujeres, en vez de la tradicional visión de que sólo los hombres son buenos amigos, y las mujeres unas brujas dispuestas a traicionarse en cuanto ven unos pantalones. Las amigas de Juana, Lily (Liliput) y Brandi, son amigas a prueba de bombas, por encima de todo y de todos, y su amistad supera incluso la rivalidad por un hombre.
Ricardo Alamo, el protagonista, es un actor correcto, aunque no muy expresivo, pero le ha tocado un papel un poco ingrato. Su personaje figura ser un genio de los negocios pero, como siempre, le engañan como a un chino sin que él ni siquiera sospeche de dónde le vienen los palos, lo que le hace parecer un poco simple. Mauricio resulta un poco demasiado obsesionado por el tema de los niños, aunque intenten justificarlo con la historieta de que para él es como una reivindicación de haber vencido a la muerte. En el tema del niño, Mauricio es un pesado.
Otro personaje injustamente tratado es el de Carlota. Para que no se note que en muchísimas cosas Carlota tiene más razón que un santo en lo que le reprocha a Mauricio, y para justificar que la deje por Juana, la adornan con unos defectos casi caricturescos. Aunque en general, la pobre Carlota es una buena chica, con sus propios problemas, y que quiere mucho a Mauricio, le hacen hacer unos papelones espantosos y exagerados, como la forma tan egoísta que trata a Rafaelito, y algunos comentarios que le hacen decir, bastante impropios.
Con mucha diferencia, el personaje más pelmazo es el de David, en uno de esos papeles aborrecibles en que una persona se enamora de otra y por ese simple hecho, el objeto de ese amor tiene que corresponder por narices. A pesar de que Juana le deja bien claro, inusualmente claro podemos decir, a David que no le quiere ni le va a querer nunca, la pobre tiene poco efecto, porque en la escena siguiente David sigue construyendo castillos en el aire, con que si Juana esto o lo otro y como si la opinión de la chica no contara para nada. Luego se apropia el papel de héroe vengador y ángel de la guarda, que nadie le da, y no hace más que interferir en la relación entre Mauricio y Juana. David sigue dando la vara hasta casi el final, y su comportamiento con Mauricio es lamentable. Además de plasta, un mal amigo. Desde el primer momento, se apresura a pensar lo peor de Mauricio, que se supone es uno de sus mejores amigos, y ni siquiera le da el beneficio de la duda, insistiendo sin parar en la perversidad de Mauricio, aunque no tiene la más mínima prueba de ella. Además, para estar perdidamente enamorado de Juana, él es el primero que duda de que Mauricio pueda quererla. Es natural que Juana, que figura ser una chica sencilla, dude de que un hombre, guapo, sofisticado, rico e importante se enamore de ella pero ¿por qué duda David? ¿No se supone que a él le parece que Juana es una chica maravillosa? Salvo por un comentario de Enriqueta, nadie se plantea que la visión de David no es objetiva y que no hay que creer todo lo que él dice como si fuera el sermón de la montaña.
Claro que para malos amigos, el pobre Mauricio está rodeado. Salvo el médico, Ricardo, que todo el tiempo es coherente con su amistad (claro que Ricardo y su clínica son un petardo, pero eso es otra historia). Tanto David como Armando son unos amigos de pacotilla, que no son amigos ni son nada. Armando también se convierte en héroe vengador y le parece lícito estropearle la vida a su mejor amigo, con el pretexto del porvenir de la revista. Esa conducta tan moralista, además, no le pega a Armando ni por el forro, porque figura que él mismo es un personaje «bragueta floja» que se intenta tirar a todo lo que se mueve. Sin embargo, cuando se trata de los líos de falda de otro, ya todo le parece fatal.
De la familia de Juana, podemos destacar a su tío Manolito, un personaje muy original y atípico, porque a pesar de que dejan bien claro que es «bien macho», y las mujeres se lo rifan, no es nada machista, y es un tío, hijo y hermano cariñoso y entregado. Sus escenas con Juana son de lo más tierno, y sus conversaciones y gestos de afecto mutuo son totalmente naturales. Lo único un poco exagerado es que Manolito sea un conquistador, porque el actor, Juan Carlos Alarcón, es «mono», pero vamos, no es físicamente un hombre como para que las mujeres se peléen por él y vuelvan la cabeza por la calle.
Se plantea también el conflicto del padre-abuelo de la familia Pérez, que los había abandonado hace 18 años, y que vuelve para ser perdonado. Para empezar, la conducta de la hija Ana, que le recibe sin más con los brazos abiertos y sin el más mínimo reproche, es como de bofetada. ¿pero cómo es posible ser tan imbécil? ¿Y por qué ni su madre ni su hermano le dicen que no puede invitar a nadie a una casa que es de todos y no sólo suya? Ana actúa como si el abandono no fuera con ella, como si el padre sólo hubiera abandonado a Dña Azucena. En realidad, el abandono de un marido no tiene por qué tener nada que ver con los hijos, pero es que el bueno de Ramón Pérez no sólo abandonó a su esposa, sino que ha estado 18 años sin hacerse cargo ni querer saber nada de sus hijos, ni enviar un real ¿Y Ana sigue pensando todo el tiempo que su padre la quería?¿Y en qué lo ha notado durante 18 años? Lo dicho, tonta de auténtico remate.
LO MEJOR
La trama, verdaderamente original. Los diálogos y la naturalidad de todos, que Juana y Mauricio tengan muchísimas escenas juntos, el hecho de que Mauricio no se enamore de repente, sino que sea un proceso gradual.
El personaje de Nicolás, el niño, que no se sabe bien si es un niño o un enanito, pero que es muy gracioso.
La historia es muy tierna y romántica, y es a la vez totalmente creíble e increíble. A diferencia de la mayoría de las novelas venezolanas que, al estilo de las telenovelas de la fábrica de Miami, tienen muchísimos personajes que no hacen más que alargar artificialmente la trama principal, añadiendo subtramas estilo cómic sin ninguna profundidad ni fundamento, los personajes están bien dibujados. Las reacciones de Juana no son las reacciones almibaradas típicas de las tontorronas de las protagonistas. Juana es lista, y desde luego, ser madre no es su máxima ilusión. Aunque decide tener el niño, no se convierte en una masa fofa, como es habitual, cuando las heroínas no paran de hablar de su «bebé» (paralabra ultrañoña que deberíamos desterrar de nuestro vocabulario). Las escenas en las que cree que Mauricio la ha engañado y que lo único que quiere es al niño pero no a ella, están perfectamente construidas.
Aunque representa un personaje loco, Marialejandra Martín está muy bien en su papel de madre buena pero infantiloide. La sonrisa de la actriz ilumina toda su cara, y tiene una risa totalmente contagiosa y que da gusto verla. Su interacción con el personaje de Juana, no se sabe si de forma espontánea o calculada, es natural y cotidiana. Se las ve (o parece) que se quieren de verdad, se tocan con afecto, mientras hablan se hacen trencitas, se ríen con las ocurrencias de la otra…muy bien construido.
El actor Eduardo Serrano representa un personaje realmente odioso, el de Rogelio Vivas, pero en sus conversaciones con su esposa Doña Amparo, está estupendo, con una cara de paciencia que da risa sólo de verla.
LO PEOR…
A la novela, y sobre todo, a Mauricio, le falta un poco de pasión. Sería deseable ver a Mauricio sufriendo un poco más por amor, en vez de estar todo el día pensando en el dichoso niño, que Mauricio estuviera un poco celoso, que tuviera más dudas. En general, los besos son lamentables, de los peor dados que hemos visto, tanto los de Mauricio y Juana como todos los demás. A veces parece incluso que no saben dónde tienen que caer, y unas veces toca en el bigote, y sólo de vez en cuando aciertan y se los dan en la boca. En particular, en los besos de Juana y Mauricio, la postura de Juana recuerda la de las chicas en los guateques de los años 70, con los codos bien incrustados en el pecho del chico para que no se arrime mucho.
Aunque el tío Manolito es bastante listo e interesante, cuando intenta ligar suelta unos parlamentos de vergüenza ajena, de lo cursis que son, aunque los parlamentos no son nada comparados con la cursilería del final, que es como para asesinar el director. Menos mal que la novela mantiene un tono tan bueno que el fiasco del final no consigue estropearla.
La oficina, donde nadie da ni golpe. Se podrían haber esforzado un poco más en la trama de negocios, o haberla quitado del todo y haber dejado únicamente el tema amoroso, que después de todo es la razón de que la sigamos. En particular, las barbaridades de tipo legal son de las que hacen época. Incluso admitiendo que esas torpezas no se perciben por los espectadores medios, no creo que sea tan caro preguntar de vez en cuando a un abogado para que no se les cuelen esos despropósitos.
La voz del niño Rafael, absolutamente nasal, que dan ganas de darle un pañuelo para que se suene y la voz de Desirée, por otro lado guapísima, totalmente rasposa.
¿De dónde han sacado al actor que hace de Camacho, el chofer-asesino a sueldo de Rogelio?¿De dónde se supone que es?¿Por qué habla de esa forma tan rara?
Hay otra cosa que llama mucho la atención y es el orden de presentación de los actores en las cortinillas de presentación de la novela. ¿Con qué criterio lo habrán hecho? En esa cadena debe haber algún tipo de mafia de actores, porque si no no se explica en salga en un orden que no tiene nada que ver con su importancia en la novela y la cantidad de papel de cada uno. Leonardo Marrero, que representa el papel de Alfredo Vivas, que es totalmente de relleno, sale antes que Julie Lima, que es Brandy, un personaje bastante importante. O las chicas que hacen de Shiva y la Bibi, que también salen como si su personaje no fuera algo más que puramente circustancial. Lo dicho, inexplicable.
CURIOSIDADES
Fíjense que en la escena de la graduación de Juana, la directora da la bienvenida a la graduación de la «promoción Perla Farías», en un guiño al nombre de la guionista.
REPARTO
Daniela Alvarado.- Juana Pérez
Ricardo Alamo.- Mauricio De La Vega
Roxana Diaz.- Carlota Vivas de De La Vega
Juan Carlos Alarcon.- Manuel Ramon Perez
Maria Alejandra Martin.- Ana Maria Perez
Jonathan Montenegro.- David Quintana
Eliana Lopez.- Enriqueta
Miguel Ferrari.- Armando
Norkys Batista.- Desiree López de Rojas
Eduardo Serrano.- Rogelio Vivas
Aura Rivas.- Azucena de Perez
Julie Lima.- Brandy Yuleisy
Manuel Salazar.- Salvador Méndez
Leonardo Marrero.- Alfredo Vivas
Martin Brassesco.- Humberto Vivas
Flor Elena Gonzalez.- Amparo Restrepo de Vivas
Freddy Galavís.- Popeye
Ana Gabriela Barbosa.- Maria Rosa
Carlos Camacho.- Carlos, (instructor de spinning)
Sebastian Falco.- Ricardo
Veronica Cortez.- Bibi
Antonio Cuevas.- Ramon
Erika Medina.- Luisa Marina
Laura Munoz.- Shiva
Gabriel Parisi.- Micky
Crisbel Henriquez.- Petrica
Gabriel López Medrano.- Rafael
Miguel ÃÂngel Sanz.- Nicolás
Saul Marin.- Francisco Rojas
Luis Gerardo Nunez.- Alfonso