RESUMEN
Estela es una mujer de carácter fuerte, pero con un problema de salud: poco a poco se quedará ciega porque tiene una enfermedad degenerativa hereditaria, retinosis pigmentaria. Su novio (interpretado por DJ Trece) la deja plantada el día de su boda. Ella, deprimida, decide irse al viaje de luna de miel a CuraÁ§ao con la intención de matarse en la habitación. Pero una fiesta de disfraces en el hotel le impide seguir adelante con sus propósitos porque conoce a Adriano Alberti, el heredero de una cadena hotelera, quien está en la isla para guardar en una caja fuerte un collar de diamantes costosísimo. Estela y Adriano pasan la noche juntos sin conocer la verdadera identidad de cada uno.
A la mañana siguiente, el collar de Adriano ha desaparecido y un investigador privado contratado por Adriano descubrirá que la única mujer venezolana que salió de CuraÁ§ao ese día fue Estela Morales»¦
De vuelta en San Jacinto del Morichal, Estela, dueña de una hacienda en ruinas y llena de deudas llamada «El Vendaval», descubre que al morir su madre, que la abandonó cuando era niña, le ha dejado una herencia, pero que necesita estar casada para cobrar. Desesperada, viendo que esa es la única manera de conseguir dinero para salvar la hacienda, coloca un anuncio en el periódico solicitando candidatos. Entre los muchos hombres que se presentan a la convocatoria, se encuentra Adriano Alberti, que ha decidido ir al Vendaval para recuperar la joya que cree que está en manos de Estela, pero en realidad él quiere demostrar que ella es inocente.
La novela transcurre alternando dos escenarios, el pueblo de San Jacinto y sus pintorescos habitantes y la ciudad de Caracas, donde se encuentra situado el hotel Verona, propiedad de la riquísima familia de Adriano.
NUESTRO COMENTARIO
Cuando estaba a punto de tirar la toalla y abandonar, presa del más absoluto aburrimiento telenoveleril. Cuando ya pensaba que nunca más me iba a emocionar con una telenovela y que ya se me había acabado la diversión, y hasta me había llegado a dormir con un leño viendo capítulos de alguna telenovela moderna, cosa que jamás me había pasado antes. Cuando mi único pensamiento era, «yo me bajo de esto», acepté el consejo y la recomendación de mi compañera de esta página y amiga y me dejé convencer para empezar a ver «Un esposo para Estela» y, mientras ha durado, he vuelto a respirar tranquila (gracias Di), porque la trama central de esta novela, la historia de Estela y Adriano, es una historia de esas que enganchan, que emocionan, en la que estás deseando ver a la pareja juntos, impaciente por ver qué hacen, qué dicen, qué les pasa.
La historia de Estela y Adriano es una historia normal, sin muchos vuelos, en la que se agradece que no hayan sucumbido a la tentación de introducir elementos folletinescos, pero la interpretación de los protagonistas, Daniela Alvarado y Luis Gerónimo Abreu es de esas que se recuerdan, que te transmiten, que te dejan enganchado a una palabra, a un gesto, a una frase. Utilizan un conflicto un poco de cuento para crear un conflicto real con sentimientos reales, que el espectador reconoce y con los que se siente identificado. Los dos actores logran, además, una complicidad extraordinaria, que hace que sus frases suenen a verdad, como también son verdad sus gestos, la forma en que se tocan, se sonríen, se hablan, se acarician.
Daniela Alvarado, es una chica que se sale totalmente del canon de belleza de las actrices de telenovelas y por eso recibe multitud de críticas, cuando lo que es real es ser como es ella y no como son la multitud de actrices recauchutadas y siliconadas. Pero el tema de su aspecto físico, además, es accesorio, porque como actriz consigue la cuadratura del círculo, una cara transparente, que transmite con unos gestos mínimos. Puede que tengan razón algunos de sus críticos y que sea cierto que Daniela sea de esas actrices «que siempre hace el mismo papel», pero a diferencia de otras, es un papel que borda hasta en los más mínimos gestos y expresiones.
A Luis Gerónimo Abreu le habíamos visto en «La Vida Entera« en un papel con el que se comió al protagonista, pero que a nosotros nos repateaba las tripas de lo esquemático y estereotipado. En «Un esposo para Estela», Luis es Adriano, un chico normal, con expresiones normales, que se enamora contra su voluntad de Estela y ahí empieza su felicidad y su calvario. Vemos pasar a Adriano por la euforia, la felicidad, el desespero, la desconfianza, la desilusión, la ira, la rebeldía y la resignación por quererla tanto, por encima de todo, aunque no deba. Y los espectadores le acompañamos en ese trayecto que le toca recorrer, riendo con él y sufriendo con él.
¿Y el resto? Pues el resto es»¦morralla. Fuera de Estela y Adriano lo demás me parece una parida, que si no fuera porque he visto «El Rostro de Analía» y «Se dice amor«, me parecería una parida de dimensiones cósmicas, pero habiendo visto esas dos joyas del disparate y la demencia, pues me parece una parida de andar por casa
A esta telenovela le perjudica que el autor no se decide sobre el «tono» que le quiere dar a la obra, porque la historia de Estela y Adriano es profunda y sensible, con unos personajes más que realistas, y sin embargo mucho de lo que les rodea es un delirio paródico que no pega una cosa con otra. No se puede mezclar la muerte de Jennifer con los guantes de Ricarda, porque la tragedia pierde fuerza. Tampoco se puede mezclar una historia de puros sentimientos con un amor casi mágico con la historia costumbrista del Alcalde y sus secuaces, o es una cosa o es otra, sin contar con los personajes que no sabes qué pintan ahí, como Dante y su hermano y su madre, y Delfín y el propio Feliciano. La historia de Malena, la hermana de Adriano y María Claudia la prima de Estela son larguíiiisimas, o sea, les dan mucho más metraje del que merecen. La primera vez que las oyes puede que te hagan algo de gracia, pero la diezmillonésima vez que oyes la misma broma de colocar mal las eses del pretérito imperfecto de los verbos, o las conversaciones de la mema de Malena con su locutor es que ya te da una indigestión de gracietas repetitivas. Malena y María Claudia se pasan los 120 capítulos de la novela haciendo lo mismo una y otra vez, sin contar con que, en el caso de Malena, el hecho de que su familia escuche y vea esos comportamientos como si se tratara de una chica simplemente un poco alocada en vez de darse cuenta de que es una digna candidata a un frenopático le quita verosimilitud a la novela.
En realidad, es frecuente que en las novelas dramáticas haya una o dos tramas un poco más cómicas para aligerar el argumento, pero es que en esta novela ya no se trata de meter elementos de comedia, es que es al contrario, parece que la historia dramática está metida con calzador y lo peor es el montaje, ya que interrumpen escenas en las que la situación dramática va creciendo, en las que la emoción requiere que se coja impulso, para colocarnos la misma repetición de la jugada payasa, como cuando te colocan el corte de la publicidad en medio de la muerte de los personajes en las películas.
La novela tiene unos agujeros, no sé si argumentales o de descripción de personajes que son de libro. Para empezar, no es creíble que Estela, inteligente, lúcida, desconfiada, resabiada, una superviviente como ella misma dice, estuviera enamorada de Rómulo, que es un botarate, un mamarracho que no la ha querido nunca y que parece que sólo la quería por si sacaba algo de dinero. Alrededor del capítulo 40 Estela le dice a Adriano que desconfía de la felicidad que siente y del amor de Adriano porque ella confiaba totalmente en Rómulo y mira cómo le salió. Más tarde, en el capítulo 103 Estela le confiesa a Adriano, así sin venir a cuento, que ella sabía que Rómulo la engañaba con muchas mujeres y ella era el hazmerreir de todo el pueblo y que sabía que Rómulo no se quería casar, y lo que es más, le dice a Adriano que el día de la boda Rómulo ya le había amenazado con no ir. Oigan, Estela no es así, y si eso era cierto, ¿por qué en el capítulo en el que Rómulo vuelve cuando Estela y Adriano se están casando Estela le pregunta que por qué le ha hecho eso? ¿por qué lo preguntas si ya lo sabías? Pues porque no lo sabía y la ocurrencia de que sí sólo se les ocurre 100 capítulos más tarde para explicar un comportamiento de Estela inexplicable.
Por no hablar del famoso padre de Estela, al que ella adora. Resulta que el padre se ha muerto hace bien poco, pero se ha pasado los últimos 15 años de borrachera en borrachera, jugándose todo lo jugable y metido en el burdel del pueblo. ¿ese es el padre amantísimo al que le vas a contar tus penas? Ese es un padre que nunca ha estado ahí para ti, es imposible, porque empezó a beber cuando Estela tenía 10 años y no lo ha dejado hasta que se muere en 2007.
Lo que pasa es que el capítulo 103 creen que ya no nos acordamos de lo que se ha dicho en el capítulo 40, pero no se trata únicamente de que recordemos los diálogos (que es previsible que no los recordemos), es que se trata de que los personajes tengan una coherencia interna. Y si eso pasa con el personaje de Estela, ya no les digo lo que pasa con los demás, que están a medio cocer.
Más ejemplos de personajes que dan bandazos, Cristina, la mujer de Felipe, pasa de ser una chica desgraciada a ser una manipuladora plasta, falsa, mentirosa e hipócrita»¦y luego vuelve a ser buena. O la misma Ornella, que no da bandazos, pero que es un personaje incomprensible porque ¿a qué viene la inquina que le tiene Ornella a Aitana? Después de todo, Ornella no quería a Mario, sino que sólo le quería por interés, así que Aitana le buscó un marido rico y aquí paz y después gloria. ¿a qué viene ahora a tocar las narices? ¿Y Mario? Mario, un hipócrita, engañó a su mujer hace años, luego la vuelve a engañar ahora, no porque Ornella le busque. Ornella le tienta, pero es Mario el que la busca, y sólo vuelve con Aitana, el único personaje decente de la novela además de Estela y Adriano, cuando Ornella le manda a freir espárragos. Sin embargo, Aitana, que lo sabe todo y sabe por qué ha vuelto, pues le perdona, y en la escena final Aitana y Mario «vuelven a renovar sus votos» ¿para qué se molesta Mario en «renovar» unos votos que ha pasado por el arco del triunfo cuando le ha dado la gana? Aitana, una señora lista, con carácter, decente, valiente y recta, no se merece esa cagarruta de marido.
Hacia el final, cuando la situación de Estela y Adriano llega al clímax, el argumento se desinfla y, con la salvedad de alguna escena memorable de ellos dos, como por ejemplo cuando Estela va a verle al San Jacinto Inn para preguntarle por la noche que supuestamente Adriano ha pasado con Ornella, o la noche en que Adriano vuelve al Vendaval, después de haber estado 6 meses separados, o la escena en la que Adriano entra en la habitación de Estela después de haberse descubierto todo el pastel. Con la salvedad de estas escenas, se nota muchísimo que los guionistas ya no saben qué hacer, las excusas para mantenerlos separados son forzadas, el comportamiento de ambos es incomprensible (¿qué hace Estela siendo amiga de Ornella cuando 10 capítulos antes comenta que odia cómo la trata?¿qué hacen Adriano y Estela teniendo su pelea final con todo el mundo opinando y metiendo baza mucho más allá de lo tolerable?) y el montaje es un desastre. Adriano nos dice que Estela ha dicho que quiere dormir y todos se echan las manos a la cabeza porque es un síntoma muy malo, pero en la escena siguiente Estela está como si tal cosa hablando de la mar y de los peces. La escena final en la que Estela echa a Ornella con la escopeta es un sainete que desmerece también del drama de lo que está pasando, como también es una parida la paliza que supuestamente le da Estela a María Claudia.
LO MEJOR
Pues a pesar de todo lo dicho anteriormente, esta novela es emocionante porque Daniela Alvarado y Luis Gerónimo Abreu son una pareja preciosísima, y él está guapísimo aquí. Estela no es ni tonta, ni desvalida, pero con toda la razón del mundo es desconfiada e insegura. El elemento de la enfermedad de Estela es un ingrediente interesante porque no se trata de ninguna enfermedad que se vaya a curar por arte de birlibirloque, y la forma en la que Estela la afronta, y afronta el hecho de que es hereditaria y ella se la puede pasar a sus hijos, da una muestra del carácter del personaje, de su fuerza y su entereza.
Las escenas de ellos dos son esas en las que, según ellos hablan, te encuentras a ti misma haciendo los mismos gestos asintiendo o negando cuando ellos lo hacen. Daniela y Luis están espléndidos tanto cuando lloran como cuando se ríen. Una de las mejores parejas de los últimos tiempos. Un 10 al responsable del casting.
LO PEOR
Lo inadecuado de mezclar tantas cosas. La excesiva repetición de las situaciones supuestamente cómicas. Lo poco agrada y lo mucho harta. La inconsistencia de algunos personajes, el hecho de que a veces parece que la acción se queda parada y nos pasamos 5 capítulos en el mismo día de la ficción, la faena que le hacen a Elvira y el apaño final con José Carlos (un plasta de libro).
Y ahora ¿qué veo?
Calificación: La historia de Estela y Adriano un 8,5, el resto, un cinquillo «pelao»
REPARTO
Daniela Alvarado.- Estela Morales Estévez
Luis Gerónimo Abreu.- Adriano Alberti
Eulalia Siso.- Aitana Menocal
Martin Brassesco.- Felipe Veja
Greisy Mena.- Malena Alberti
María Antonieta Castillo.- María Claudia Morales
Marcos Moreno.- Feliciano Fundora
Marjorie Magri.- Clara Morales
Violeta Alemán.- Herminia Estévez
Carlos Julio Molina «Trece».- Rómulo
Antonio Delli.- José Carlos Guerrero
Bebsabé Duque.- Cristina
Sonia Villamizar.- Ornella Guerrero
Carlota Sosa.- Ricarda Roldán
Karl Hoffman.- Mario Alberti
Mauro Boccia.- Dante Delgado Santana
Guillermo García.- Dorian Delgado Santana
Ludwig Pineda.- Emeterio
Javier Valcarcel.- Germán Urquiza
Verónica Ortiz.- Elvira
Reina Hinojosa.- Gilda Santana
Christian Mc Gaffney.- Delfín Fundora
Erick Noriega.- Pío Doce
Leopoldo Regnault.- Gastón Morales
Christina Dieckmann.- Jennifer
Jesús Miranda, «El Chino».- Purri
Alicia Plaza
Amalia Laurens
Macarena Benítez
Melisa Alvarez
Regino Jiménez